LA GESTA DEL CRAO CUMPLE 60 AÑOS.

Compartimos con vosotros esta emotiva publicación, un magnífico artículo de Dioni García en La Opinión de Murcia

El histórico equipo de balonmano de Murcia, pionero en el deporte femenino en la Región, fue subcampeón de España

Dioni García 18.07.2020

La gesta del Crao cumple 60 años

La gesta del Crao cumple 60 años

Ser mujer en la década de los sesenta del siglo XX y hacer deporte en Murcia era un atrevimiento. En España, un país sometido por una dictadura, las mujeres eran educadas para ser madres y amas de casa. Todo eso, por fortuna, ha cambiado. Aunque el número de chicas que realizan cualquier actividad física hoy en día es aún inferior a los hombres, ya no son bichos raros ni marimachos, al menos para un porcentaje importante de la sociedad, aunque siguen existiendo retrógrados que los siguen pensado. Pero en 1960, cuando un grupo de jóvenes conquistó el subcampeonato de España de balonmano femenino con el club Crao, era inusual encontrar equipos femeninos en cualquier modalidad. Se cumplen ahora 60 años de aquella gesta, seis décadas, más de medio siglo, de un equipo que hizo historia en el deporte regional, que llegó a cuestionar la supremacía del todopoderoso Picadero de Barcelona en una final en el Montemar de Alicante que necesitó de dos prórrogas para resolverse por un solo gol.

El Crao, que ahora está de aniversario, nació en las pistas del Instituto Saavedra Fajardo. Un grupo de niñas que hacía gimnasia con la profesora María Manuel Ayala quiso un poco más. En torno a 1957 se integraron en la Sección Femenina de la OJE y comenzaron a disputar campeonatos escolares. Pero entonces surgió el club. El torero Pepe Castillo se convirtió en su entrenador. Después llegó un futbolista, Rafael Campillo. Y para cerrar el círculo, Pepe España, el aunténtico gestor de ese conjunto, el hombre que les enseñó técnica y táctica, muy rudimentaria por esos entonces. Las chicas fueron subiendo escalones. Arrasaban en la Región. Nadie podía con ellas. Los promotores del club, empezando por Juan Manuel Echevarría y pasando por Pedro Corchón Martínez, Tomás Parra Sánchez y Eladio Rosique Albarracín, apostaron por ellas. El Murcia Parque se llenaba todos los fines de semana para ver en acción a Conchita López Estrada, una portera a la que falsificaron la ficha para que pudiera jugar ya que era menor de edad, que incluso llegó a ser internacional y que unos años después abandonó las pistas de balonmano para convertirse en monja; Pili Rivas, excelente extremo que acababa sus ataques con ‘mortíferas’ vaselinas; Inés Fajes, la «elegancia personalizada», como la calificaba el club en una de sus memorias; Choni Galindo, goleadora que se ha encargado con el paso de los años de mantener viva la memoria de este equipo histórico; Elvira Cremades, gran pasadora que derrochaba todo en la cancha, por aquel entonces de cemento; Maruja Carrazoni, sacrificada defensa; Estrella Martínez, central inexpugnable; Conchita López Teruel, que siempre aportaba seguridad en todas sus acciones; y María Dolores Segovia, una todoterreno.

Las chicas, bajo la dirección de Pepe España, comenzaron a adquirir experiencia. Después de ganarlo todo en la Región, comenzaron a participar en torneos nacionales, sobre todo en Cataluña, la cuna del deporte femenino español. Semanalmente entrenaban con el equipo masculino, donde militaban jugadores destacados de la época como Mauricio Romero, Pedro Luis Gil, Tomás Torres, José Garrido, Rafa Moya, Pepe Mora, quien se ha encargado durante muchos años de organizar la Convención de Veteranos de Murcia, José Marín y Francisco Cambronero. Esos duelos permitieron a las chicas crecer y llegar a alcanzar en ese verano de 1960 el subcampeonato de España. Fue la sexta edición del Nacional, que se disputó en las pistas del Montemar de Alicante. Dos prórrogas fueron necesarias para acabar con la igualdad y que las catalanas ganaran el título por 7-6. En cualquier caso, se convirtió en un éxito muy sonado en la época deportiva en la Región. Gracias a las crónicas de Antonio Aullón en Murcia Deportiva, las chicas del Crao eran en heroínas en una época donde también tuvieron que luchar contra los estereotipos. La indumentaria era uno de ellos. «Cuando jugábamos con la Sección Femenina de la OJE, conseguimos después de muchas peleas con las jefas que nos dejaran jugar con unas faldas cortas porque nos obligaban a hacerlo con unos pantalones que nos llegaban por debajo de los tobillos. Íbamos como monjitas y cuando venía el Picadero con sus indumentarias, nos veíamos ridículas jugando contra ellas», recuerda Choni Galindo, quien añade que «nos llamaban de todo, machotonas y no sé qué cosas, pero nos rebelamos para jugar con el pantalón corto», apunta.

Sesenta años después, el recuerdo de ese equipo se mantiene vivo gracias a la historia.